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Luis Alarcón: “El mundo es injusto. Hemos ayudado un poco en verano, nos hemos hecho la foto, pero volvemos a nuestras comodidades y ellos siguen allí sin ellas”

El alumno Luis Alarcón narra la experiencia de voluntariado internacional que ha compartido junto a otros compañeros en Tanzania

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Luis Alarcón: "Hemos puesto las primeras piedras de una Escuela que ayudará a muchos niños" FOTO: Cedida
22/08/18 10:33 Servicio de Comunicación

Guiados por las instrucciones de un arquitecto chileno, varios estudiantes de Tecnun han colaborado durante el mes de julio en la construcción de una Escuela para niños huérfanos de la localidad tanzana de Arusha. Instalados en un campamento montado por ellos mismos, con tiendas de campaña y depósitos de agua, arrancaron a finales de junio su experiencia de voluntariado internacional. El objetivo del viaje a Tanzania era poner las primeras piedras de un colegio que pudiera ayudar a cientos de niños a lo largo de los próximos años. Volaron movidos por la idea de colaborar en lo que hiciera falta y empaparse de la cultura africana. Y, en este sentido, agradecen “enormemente” el dinero que han recibido a través de una campaña de crowfunding por amigos y familiares, pero también a aquellas personas que colaboraron “sin conocerles absolutamente de nada”.

Una vez de vuelta en su Córdoba natal, y poco antes de irse a Estados Unidos a realizar su Proyecto de Fin de Máster, Luis Alarcón hace balance de esta experiencia de voluntariado internacional que ha compartido junto a sus compañeros de Tecnun, Pablo Fraga y Alejandro López de Carrizosa.

Luis Alarcón: “El mundo es injusto. Hemos ayudado un poco en verano, nos hemos hecho la foto, pero volvemos a nuestras comodidades y ellos siguen allí sin ellas”

P. ¿Cómo era el día a día en Arusha?

Nos despertábamos temprano y trabajábamos hasta la hora de comer. Descansábamos un poquito y volvíamos a trabajar por la tarde. Siempre con personas locales de las que hemos aprendido muchísimo. Ellos tenían mucha más resistencia que nosotros y Sebastián, el arquitecto chileno, siempre decía que trabajásemos, pero con cabeza, que ellos estaban mucho más acostumbrados. Nos cuidaba mucho. 

P. ¿Piensa que es importante tener una experiencia de voluntariado internacional?

El voluntariado es muy importante para cualquier persona porque, mientras lo practicas, dejas de pensar solo en ti y te abres a otras realidades. Y quizás eso ayuda a extenderlo a nuestro modo de vida para darnos cuenta de que somos más felices cuando pensamos en el resto. La experiencia de voluntariado internacional es muy enriquecedora porque además de tratar de echar una mano, te empapas de la cultura del lugar. Hemos hecho amigos tanzanos con los que nos seguimos escribiendo.  En cualquier caso, nosotros también tratamos de hacer voluntariado durante el curso con las personas que tenemos a nuestro alrededor, que es a las que realmente vas a poder ayudar si te lo propones.  

P. ¿Hubo momentos duros?

Comenzamos con mucho entusiasmo, pero es verdad que los días pesaban. Dormíamos en tiendas y además los baños a los que estamos acostumbrados no existen allí, sin entrar en más detalle… Tampoco muchas de las cosas a las que estamos acostumbrados y que allí solo tienen unos pocos, como cargar los móviles, disponer de luz al anochecer, utilizar agua del grifo o de la ducha… A veces era duro, pero teníamos un grupo de gente tan bueno que hasta cuando estábamos cansados sabíamos inventarnos una broma nueva. 

Luis Alarcón: “El mundo es injusto. Hemos ayudado un poco en verano, nos hemos hecho la foto, pero volvemos a nuestras comodidades y ellos siguen allí sin ellas”

P. ¿Con qué sensación regresaron a casa?

Cuando estábamos de vuelta se me venía a la mente lo injusto que es el mundo, que hemos hecho un poco en verano, nos hemos sacado la foto, pero ahora volvemos a nuestras comodidades y ellos siguen allí sin ellas. Sin embargo, creo que encerrarse en ese pensamiento tampoco es bueno. El mundo es así y nosotros no tenemos el alcance para cambiarlo de aquí a Navidad. De todas formas, podemos traernos todo lo que hemos aprendido y aplicarlo en nuestra vida diaria, cada uno donde le ha tocado vivir. La hospitalidad de aquella gente, la generosidad de que cuando tienen algo, lo reparten entre todos, su expresión de alegría, aunque por dentro estuvieran pasándolo mal… Se me viene a la cabeza la película de “Cadena de favores”. En ella se propone la idea de que, si cada uno ayuda a 3 personas, estas 3 lo harán con otras 3 y así tendremos la capacidad de cambiar el mundo. Por eso pienso que hay que empezar ayudando a las personas que tenemos a nuestro alrededor. 

P. ¿Qué se lleva de Tanzania?

La hospitalidad de los tanzanos, porque ha sido increíble. Si tengo que quedarme con algo ha sido con eso. Bueno y también con lo luchadoras que son allí las mujeres. Ellas lo sacan todo adelante y muchas veces sin ayuda. Eso me ha llamado mucho la atención. 

P. ¿Alguna anécdota que vaya a recordar siempre?

Me acuerdo que un día fuimos a comprar pan en coche y vimos de lejos una iglesia enorme encima de una colina. No es muy común ver iglesias por allá por lo que nos acercamos a curiosear y vimos que había 3 coros de música góspel ensayando para la misa del domingo. Llevamos en coche a casa unas señoras mayores del Coro porque tenían que andar más de una hora hasta llegar. Fuimos todos apretados cantando canciones de música góspel y fue muy curioso.

También me encantaba cuando venían por las tardes chicos masáis de alrededor de 7 años paseando su ganado y se metían a trabajar con nosotros en la obra. ¡Lo hacían incluso mejor! Entonces, Alejandro cada tarde les coordinaba para enseñarles a bailar algo distinto como la Macarena, el Waka Waka o el aserejé. Le sorprendieron mucho porque alguno con 8 años ya bailaba mejor que Shakira.

Luis Alarcón: “El mundo es injusto. Hemos ayudado un poco en verano, nos hemos hecho la foto, pero volvemos a nuestras comodidades y ellos siguen allí sin ellas”

P. ¿A nivel organizativo, se queda satisfecho?

Sí, todos los organizadores locales con los que hemos convivido se han dejado la piel por hacer de nuestro voluntariado una experiencia increíble. Por ejemplo, Mama Imani era la cocinera que nos mimaba como a sus hijos, Asanteli era el maestro de obra que nos enseñaba todo con mucha paciencia y se reía a todas horas con nosotros, y así todos los demás. Desde Tantaka se encargaban de la comunicación con las responsables de la ONG y les dijeron todas aquellas cosas que de cara a un próximo voluntariado se pueden mejorar. 

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