Susana Armendáriz (Tecnun ’01) estudió Ingeniería en Organización en la Escuela y mañana volverá a las siete de la tarde para dar una charla sobre ‘Asistencia humanitaria en desastres naturales y guerra’. Susana contará en primera persona su increíble vida de voluntariado en Oxfam, ya que fue la responsable de esta ONG en Sierra Leona cuando estalló la crisis del Ébola.

¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en Oxfam?

Estaba trabajando en una empresa privada como jefa del departamento de fabricación, pero mis inquietudes me impulsaron a buscar otra alternativa de trabajo. Inspirada por una amiga que trabajaba de periodista en emergencias, curse un Master Internacional de Acción Humanitaria, NOHA, en Deusto. Me ofrecieron realizar las prácticas de fin de Master con Oxfam Gran Bretaña en Tchad (Africa), un lugar al que nadie quería ir (y luego entendí el porqué). Pero una vez que acabé las practicas Oxfam GB me contrataron para trabajar con ellos.

¿Qué le empujó a trabajar allí?

Buscaba hacer algo que me aportara más personal y profesionalmente, porque la empresa privada me pareció demasiado orientada al beneficio. El aspecto humano y medioambiental pasa a un segundo plano o directamente no es considerado, a no ser que las regulaciones lo exijan o la necesidad por mejorar la imagen de la firma lo requiera. En la asistencia humanitaria el foco es la persona y el medio ambiente, con todo lo que ello implica. Aun sin estar exenta de casos de corrupción e intereses personales o institucionales que no siempre van en línea con lo humanitario, aún conserva un nivel ético mayor que el sector privado.

¿Cuál es su labor dentro de la organización?

Mi trabajo principal es la ingeniería aplicada a sistemas de agua, saneamiento y promoción a la salud, lo que incluye cualquiera de sus fases, evaluación, diseño, ejecución y monitoreo entre otras. Pero en estos contextos las responsabilidades de tu rol terminan siendo tan amplias como necesidades haya en terreno, así que terminas apoyando también a logística, recursos humanos, finanzas, etc. Ahora trabajo más de asesora internacional y un 60% enfocada en proyectos de tratamiento biológico de residuos sólidos y aguas residuales.

Era responsable de Oxfam cuando estalló la crisis del Ébola en Sierra Leona. ¿Cómo vivió esos momentos?

Principalmente con incertidumbre y con muy pocas horas de sueño. Los primeros meses muchos salieron del país por miedo, así que quedamos pocos para querer hacer demasiado. La política de respuesta tuvo que ser revisada desde raíz. La emergencia era puramente médica y con un tipo de epidemia aún desconocida a esos niveles, así que muchas organizaciones estábamos fuera de nuestra área de operación habitual. Las ONGs médicas responsables habían llegado a su límite de capacidad, lo que obligó al resto a salir de nuestra zona de confort y desarrollar tareas nuevas en un contexto donde el riesgo de contagiarse era extremadamente alto. Oxfam GB comenzó, no solo a construir los centros de Ébola, sino también a gestionarlos.

¿Qué es lo más gratificante de su trabajo?

Pregunta difícil, porque lo que pensé que sería gratificante, ha resultado ser realmente frustrante. Me temo que a lo largo de los años he ganado escepticismo en lo que ayuda humanitaria se refiere, pero reconozco que es una herramienta con una capacidad increíble para restaurar el equilibrio y aún tengo la esperanza de que aprendamos y queramos usarla adecuadamente.

¿En qué le ayuda su formación como ingeniera para desempeñar ese trabajo?

Todo lo que he hecho es ingeniería, así que todo lo que he aprendido ha sido muy útil. Cuantas veces en terreno me he lamentado de no haber estudiado más concienzudamente esa o aquella asignatura. En el terreno faltan técnicos e internet no siempre está disponible para preguntarle a Google, así que te conviertes en el único “experto” disponible para resolver el problema en áreas de la ingeniería muy dispares.

¿Qué recuerda de su paso por Tecnun?

Hace ya unos añitos de eso, pero la verdad es que por aquel entonces ya trabajaba así que lo recuerdo reloj en mano, con la agenda ajustada casi al minuto para poder llegar a todo y sin demasiado tiempo para relacionarme con mis compañeros. Disfrute de la Escuela, aunque no creo que en todo su potencial. He tenido más contacto con la Escuela después de acabar, que cuando estaba estudiando allí.