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No sobran los profesores
Juan Flaquer. Profesor Emérito de Tecnun-Universidad de Navarra
Reproducimos a continuación el artículo de opinión del profesor emérito de Tecnun, Juan Flaquer, que con motivo del Día Mundial de los Docentes ha sido publicado en varios medios de comunicación.
“Realmente es difícil predecir qué va a suceder en las aulas universitarias en los próximos diez años. Planteado de un modo constructivo, ¿por dónde seguir para estar en la cresta de la ola de la innovación educativa, sin que esa ola arrastre, tanto a los profesores como a los alumnos?
La enseñanza tradicional de clases magistrales —impartidas sobre una tarima con tiza y pizarra— se contempla en la actualidad como algo desfasado. Bolonia ha impulsado un mayor protagonismo de los alumnos y fomenta que los estudiantes —además de conocimientos— adquieran nuevas competencias que les permitan adaptarse en el futuro a los cambios profesionales.
En este contexto, las nuevas tecnologías irrumpen con fuerza. Es raro un profesor que no despliegue en el aula medios audiovisuales, con el fin de aprovechar mejor las clases; o poner en marcha aplicaciones informáticas que faciliten la comprensión de los conceptos explicados. Más aún, las clases no presenciales van tomando protagonismo y el papel de los profesores está siendo cada vez más cuestionado. ¿Qué aportan los profesores en el aula si el conocimiento ya está disponible en la web? ¿Los veremos pronto sustituidos por robots dotados de inteligencia artificial?
Para responder a estas preguntas tendríamos que preguntarnos qué entendemos por aprendizaje universitario. Desde luego, la tecnología ha permitido —sobre todo a través de Internet— el acceso universal a una formación de calidad. Sin embargo, en mi opinión, la comunicación directa con el profesor sigue siendo crucial para el desarrollo profesional y personal de los alumnos. El profesor transmite emoción, pasión por lo que enseña, ejemplo personal, motivación. Todo esto lo capta el alumno, lo que le lleva a crecer en su interés por la asignatura y a mejorar sus conocimientos para estar a la altura de lo que va recibiendo. El grado de atención y aprendizaje del estudiante — en presencia de un profesor de carne y hueso— aumenta con la propia vivencia de lo que éste comunica. Un profesor no solo debería transmitir unos conocimientos. Los alumnos aprenden mucho de profesores que “creen” en su propia asignatura, disfrutan con ella, buscan que sus alumnos compartan sus emociones y descubrimientos, en definitiva, ven dedicación a su tarea.
¿Qué emociones sentiría un profesor si sus alumnos fueran robots en forma humana? O, al revés: ¿qué sentirían los alumnos si las clases las impartiera un robot? La deshumanización estaría servida.
Una línea docente prometedora —todavía no suficientemente experimentada—parte de concebir la clase como un grupo de alumnos motivados por la realización de un mismo proyecto. Es el llamado aprendizaje basado en proyectos o retos. El profesor hace el papel de moderador en el aula. Previamente les plantea el objetivo común, les indica dónde encontrar lo que necesitan, les orienta sobre lo que tienen que estudiar y, con todo ese bagaje, ellos pueden cotejar sus propuestas con el profesor. En el aula se resuelven las dudas, se aclaran conceptos, se pone énfasis en las ideas más importantes, y todos —los profesores con sus alumnos—son conscientes de los pasos que se van dando en común. Es evidente que el docente —en el citado modelo educativo— toma una mayor implicación y se requiere de él, o de ella, un esfuerzo adicional a las clásicas lecciones de aula y una mayor implicación personal.
Si la enseñanza persiguiera solo el conocimiento, la batalla máquina-ser humano la tendríamos perdida. Sin embargo, si entendemos la docencia como un entorno donde profesores y alumnos intercambian conocimientos y vivencias, así como, aprenden juntos, cabe pensar que no es una batalla perdida.
No sobran los profesores. A un profesor, hoy en día, no sólo se le pide utilizar las últimas innovaciones tecnológicas, sino también, y más importante, su dedicación personal en el aprendizaje de sus alumnos”.