“Chismas viene a decir que en una escuela de ingeniería no todo es matemáticas o física”

Hoy, el miércoles 9 y el jueves 10 de marzo se podrá ver la obra en el salón de actos de Tecnun

Para Carolina Nolasco y Alicia de Vicente, directoras del grupo de teatro de Chismarracos, esta actividad se ha convertido desde hace tres años en su mayor vía de escape en la Universidad. “Es la fuente para cambiar de mentalidad y centrarnos en otra cosa que nos haga soltarnos y divertirnos”, tal y como describen casi al unísono.

Hoy, el miércoles y el jueves traen con “mucha ilusión al escenario la obra de “El caso de la mujer asesinadita” de Miguel Mihura. “Nosotras tenemos a Chismas, que nos apasiona, durante todo el año y queremos regalarlo esta semana una hora y media al resto”, asegura Nolasco.  “Chismas viene a decir que en una escuela de ingeniería no todo es matemáticas o física. Se puede dejar de lado por unas horas lo técnico y sumergirse”, le apoya su compañera Alicia de Vicente. Para hacerlo hay que reservar butaca en el siguiente enlace 

En la actualidad son diez los estudiantes de ingeniería los que forman el grupo. Las directoras revelan que el talento es “brutal” y que lo mejor es que los propios actores hacen suyo el papel que les han adjudicado, haciendo de él un personaje casi mejor que el del inicio.  A la mínima dirección que reciben de Carolina o Alicia, en un segundo, lo captan y lo transforman.  Se han creado lazos entre alumnos de todos los grados y cursos y pese a la preocupación inicial “porque no había gente y chismas tenía que renovarse” han conseguido volver a crear la familia que les ha caracterizado siempre.

Los veteranos se graduaron y ya el año pasado no había entrado gente nueva, por lo que el objetivo principal de las directoras este curso ha sido transmitir el proyecto para que los nuevos integrantes quieran continuarlo en un futuro. “Chismas no es tanto sacar la obra, que es importante, sino que es crear lazos y relaciones que se mantienen cuando se cierra el telón. Juntas pedacitos de Tecnun que de otro modo no se conocerían”, expresa de Vicente.

Carolina Nolasco añade que el teatro fomenta el crecimiento personal de las personas.  “Coges a gente de un ambiente muy técnico y muy cuadriculada y les ayudas a salir de su día a día, a hablar en público, a soltarse… y a empujar esas facetas que en clase no sacamos tanto. Hay que tener disciplina, pero no hay que hacerlo con el látigo detrás, sino porque te motiva y te hace feliz”.

El papel del director es tener la visión global, fijarse en las pequeñas puntualizaciones, pensar en conjunto. “No se trata de dar instrucciones ni decir lo que alguien tiene que hacer.  No estamos para mandar sino para orientar, transmitir el proyecto y nuestra visión de la obra”, comparten las dos estudiantes.

Desde que se creó Chismas son los directores de un curso los que deciden quiénes estarán al mando al año siguiente. Hacía años que no eran dos mujeres las que lo estaban tal y como narran. Antes de la pandemia los estudiantes lo anunciaban en una cena que actuaba como broche de oro.  Aún no saben cómo ni cuándo dirán quiénes seguirán su trabajo, pero se miran y sonríen aceptando “que tienen alguna que otra idea”.  Lo que se valora es que esa persona mire por el bien del grupo y tenga iniciativa. “Nosotras estamos a tantas cosas que se nos escapan detalles y hemos notado que hay algunos que nos advierten de que hay algo que no cuadra, por ejemplo. Ahí vemos que está atenta y que está teniendo la misma visión global que buscamos nosotras”.