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Javi Diaz: “Cuando supe que había un niño al que podía aportarle algo, sentí que tenía que hacerlo”
El profesor de Tecnun y voluntario de Tantaka cuenta su experiencia en el Programa Eskutik de acompañamiento a menores de Cruz Roja Gipuzkoa
04 | 11 | 2021
El profesor de Tecnun Javier Díaz es voluntario del programa de acompañamiento a menores de Cruz Roja Gipuzkoa. Esta iniciativa está dirigida a niños y niñas menores de 12 años, atendidos por los servicios de protección a la infancia del Departamento de Política Social de la Diputación Foral de Gipuzkoa y que residen en recursos residenciales de la administración.
Javier se hizo voluntario de Cruz Roja hace menos de un año, poco antes de que su mujer Paula diera a luz a su primera hija Ariadna. Le llegó la necesidad a través de Tantaka-Tecnun, el Banco de Tiempo Solidario de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Navarra. Cruz Roja y Tecnun mantienen colaboración desde hace 4 años y el proyecto Eskutik es una de las actividades que se promueven entre la comunidad universitaria.
“A veces en la vida reaccionas de forma automática. Cuando vas avanzando te vas dando cuenta de la envergadura del proyecto en el que te has metido y del compromiso que tiene y piensas en por qué reaccionaste así. No me lo pensé demasiado. De forma instintiva o natural me sale lo que decía un amigo mío. Y es que, en mi tribu, la gente mayor cuida de las personas pequeñas. Ante la idea de que había un niño al que podía aportarle algo, sentí que había que hacerlo”, relata Díaz sobre su inicio en Eskutik.
Además, confiesa que la situación familiar se lo ha permitido. “Es más, a mi esposa le gusta que me líe en ciertas cosas y esta es una de ellas. Se adapta a mi situación con este niño, que implica un compromiso fuerte. Una tarde a la semana salgo del trabajo y directamente me voy a estar con él y hacemos un planecillo juntos. A veces te puede trastocar un poco el horario, pero el apoyo de mi mujer es total”.
Javi explica que le informaron muy bien desde la Cruz Roja de los pasos a seguir, por lo que fue con el camino muy bien preparado antes de arrancar con la actividad. “Al principio te sientes un poco seleccionado o inspeccionado. Esto es algo que podría no sentarte tan bien, pero es totalmente lógico y normal. Notas que van con prudencia contigo porque quieren saber quién eres, y te da mucha tranquilidad que el proceso esté cuidado y no se meta cualquier persona”, confiesa. “En mi caso, estoy con un niño de 9 años del que la Diputación ha cogido las riendas porque sus padres no están pudiendo cuidar de él. Y creo que esto es algo que nos podría pasar a cualquiera”, continúa.
“Veo que seleccionan mucho a quién ponen con quién para que la actividad funcione”, expresa. Asimismo, apunta que en todo momento mantiene contacto con el responsable de la casa y el tutor de niño, al tiempo que Cruz Roja supervisa la actividad. El profesor de Tecnun reconoce que la diferencia de edad podría ser un hándicap y que por ello hacen planes que ni son de niño ni son de adulto: “La clave es que nos gusten a los dos, y al final, solemos ir a pasear o a merendar. Si pasamos por un parque, nos quedamos porque le gusta mucho. Me he dado cuenta de que si a un niño le acercas a la bici le enamora y eso me lo facilita todo mucho porque últimamente los planes los hacemos en bici. Entonces soy feliz, y él también”, dice entre risas.
Javier destaca que la vida personal del menor y lo que hace con él está separado, y que el niño está respondiendo muy bien al programa. “Para él es algo especial que todas las semanas vaya alguien a estar con él. Cuando haces algo y ves que tiene sentido, te motiva mucho. Me recuerda a cuando das una clase a alumnos que están interesados. Me siento en la misma situación porque voy con un chico que está motivado para estar conmigo. Ves que te quiere y espera a que llegues. Para mi es importante, porque si viera que eso no funciona, te desmotivaría un poco”.
Cruz Roja pide un compromiso anual a las personas que quieren hacerse voluntarias para que el proyecto tenga sentido. Sin embargo, él lo ve como un plan a largo plazo. “Estoy esperando a que empiece con la adolescencia y a veces me pregunto qué tal me verá entonces. Creo que a una edad nos suele dar un poco de vergüenza estar con una persona, que, de alguna forma, hace de tío. Ahora mismo es muy niño, él está feliz y yo también. Siempre que termina el plan salgo reforzado y siento que el esfuerzo ha merecido totalmente la pena”.