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María Sánchez, voluntaria de Tantaka-Tecnun: “Me llevo una amiga y alguien de la que aprender”

Voluntarios de Tantaka-Tecnun hacen balance de este curso


FotoCedida/La alumna de Tecnun María Sánchez regaló de parte de Adinkide un libro y una rosa a Edel, mujer de 93 años

21 | 07 | 2021

Un centenar de voluntarios ha participado este curso en 16 proyectos de la mano de 12 asociaciones de Gipuzkoa. En la actualidad, Tantaka-Tecnun, el Banco de Tiempo Solidario de la Escuela, mantiene colaboración con 26 entidades.

Parecía que la pandemia reduciría el abanico de proyectos que ofrece Tantaka-Tecnun cada año. Sin embargo, el ingenio de la comunidad universitaria ha permitido reinventar la manera de apoyar a las asociaciones con las que colabora el Banco de Tiempo Solidario de la Escuela. Su lema, “Ayudar al que Ayuda” ha seguido presente en el campus este curso con un centenar de voluntarios que, de manera puntual o semanal, ha ofrecido su tiempo en 16 proyectos de la mano de 12 asociaciones. Asimismo, y por primera vez, Tantaka se ha abierto a los antiguos alumnos de Tecnun.

Alumnos y personal de la Escuela hacen balance de un curso atípico lleno de experiencias.

“Edel siempre me acogía con una sonrisa. Nuestras tardes se resumían en charlar, merendar y jugar al parchís. Le gustaba mucho hacerlo.  Tenía muchas fotos suyas y de su familia por la casa, sacaba sus álbumes y me contaba sus viajes y anécdotas”, recuerda María Sánchez Garbayo, alumna de Tecnun. La estudiante valoró todas las opciones que ofrecía Tantaka y se decantó por Adinkide, entidad que ofrece compañía, apoyo afectivo y amistad a las personas mayores. En un primer momento, María pensó que la pandemia le obligaría a realizar el voluntariado de manera telefónica, pero no fue así.  A través de Leire García, coordinadora de Adinkide, conoció a Edel, una mujer de 93 años a la que ha visitado una vez por semana durante todo el curso.

 “Edel era súper agradecida. Siempre que nos despedíamos me daba las gracias por haber estado con ella.  Lo que más admiro de ella es sus ganas de mejorar. A veces me contaba momentos dolorosos por los que había pasado, como la pérdida de varias hermanas, pero en seguida cambiaba el chip y me decía que era mejor no detenerse en ello, que tenía que estar feliz por otros muchos motivos”.  María se lleva una nueva amiga y alguien de la que aprender. “Ojalá pueda llegar tan bien de salud a su edad. Además, tiene mucha suerte. Se nota que hay mucho cariño en esa familia”.

Nicolas Barado y Martín Barrera escogieron un proyecto relacionado con la ayuda a adolescentes en situación de vulnerabilidad. Acudían una vez por semana a la Parroquia de Aiete para dar refuerzo de inglés a un grupo de alumnos de la ESO.  “Ali necesita apoyo escolar de 1 hora semanal para aprobar”, recuerda que les dijeron en un inicio. Sin embargo, Amaia Lasa, responsable de la actividad en la Parroquia, reconoce que “el voluntariado va más allá de lo académico, porque los niños ven en ellos personas llenas de valores, que se preocupan por su bienestar y que les tratan bien. Hay familias con grandes necesidades.  Nuestros chicos y chicas han venido muy a gusto a sus clases particulares. ¡Y encima han aprobado!”, continúa Lasa.  Los alumnos de Tecnun a veces les daban clases conjuntas y otras, lo hacían por separado, centrándose en las necesidades concretas de cada uno. “Cuando teníamos tiempo, además de hacer inglés, les ayudábamos con lo que necesitaban:  hacer los deberes, preparar los exámenes, dudas que pudieran tener…”, describe Barrera.  “Ha sido una experiencia muy gratificante. Nos lo hemos pasado muy bien juntos y creo, sinceramente, que a ellos les ha sido útil y se han ido con la misma sensación”, confiesa.  “Se lo recomendaría sin dudar a cualquier persona. Es una hora semanal, pero ganas mucha experiencia en pequeñas cosas que no aprendes en las aulas. Tengo ya ganas de volver el año que viene”, reconoce Barado.

Paz Morer, profesora de Tecnun, también es voluntaria de Cáritas. Llevaba tiempo acercándose a Tantaka pensando qué podía ofrecer y cómo podía enfocarlo. En noviembre del pasado año las familias de los alumnos de la Escuela recibieron una carta del director, Raúl Antón, en la que se les invitaba a formar parte de este proyecto mediante su tiempo, así como a colaborar en la campaña de Navidad que Tantaka estaba poniendo en marcha junto a Cruz Roja, el Banco de Alimentos y Cáritas Gipuzkoa.

A raíz de la campaña de Navidad, tres mujeres llamaron interesadas. Gracias a su involucración y a la determinación de Paz, crearon “Saramá”, un proyecto que ofrece talleres formativos a mujeres en situación de exclusión social. Inspirado en la iniciativa Miriam de Cáritas, el recién nacido proyecto “Saramá” permite a las voluntarias enseñar aquello que saben, bien sea por afición o profesión. Así han comenzado en la Iglesia de San Vicente de la ciudad ofreciendo clases de yoga, cocina, coaching o limpieza. La idea, cuenta Morer, es ir creando comunidad y que el boca a boca haga que cada vez más mujeres se apunten y pidan aquello que necesiten, para encontrar un trabajo o para tener un momento de evasión y bienestar.

Hay otros como Nicolás Martinez de Urbina que, junto a otro equipo de estudiantes, trajeron a Tecnun un curso de informática básica dirigido a personas con pocos recursos. De la mano de la Asociación Pro Cuidado Familiar 32 personas recibieron una formación de 10 horas, que les permitirá manejarse en Internet y utilizar programas para encontrar un empleo y comunicarse con sus familiares, la mayoría, de países extranjeros. Los estudiantes de la revista No Time For Poetry ponen voz y cara a los protagonistas en la página 24 de su número 3.

Los asistentes al curso de informática recibieron un diploma

Por su parte, Raquel Suescun finalizó su actividad de voluntariado en junio, al tiempo que celebraba su graduación. La ya ingeniera describe su paso por Hazi eta Ikasi como “una experiencia fantástica” de la que se alegra mucho haber vivido: “El equipo de Hazi es como una familia, siempre dispuesto a ayudarte y darte buenos consejos”, afirma. Se lo pensó bien antes de empezar, siendo consciente del compromiso que requería, porque si se apuntaba, quería hacerlo bien.  Habló con otras voluntarias de Tecnun que habían tenido una experiencia previa en la asociación y finalmente se lanzó. Conoció así a una niña a la que ha dado clases de Matemáticas, Historia y Lengua Castellana durante el segundo trimestre. “Personalmente, me gustaría animar a todos los alumnos de la Universidad a colaborar con Tantaka.  Uno no es consciente del impacto que pueden tener unas horas de trabajo en la vida de otras personas hasta que lo hace”.

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